Federico Moreno Torroba (Madrid, 3 de marzo de 1891 - 12 de septiembre de 1982) fue un compositor español, uno de los más vitales y prolíficos cultivadores de zarzuelas del siglo XX. Fue también crítico musical y compositor de piezas para guitarra. Desde muy temprano, su talento lo inclinó al teatro musical.
Federico Moreno Torroba nació en una familia de ambiente musical, tanto por su madre Rosa Torroba como por su padre, el organista José Moreno Ballestero.
Fue su padre quien lo comenzó a instruir en las técnicas musicales, aunque en principio se opuso a esta vocación, induciéndolo por el estudio de ingeniería.
Se matriculó en El Escorial para estudiar Minas, carrera que nunca concluyó, tocó en varias iglesias como organista y piano en el teatro Lara. Junto con su padre, compuso una obra, Las decididas, estrenada en el Teatro Lara de Madrid.
Una vez definida su vocación musical, accedió al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y su maestro y mentor fue Conrado del Campo. Su primera obra en solitario fue el poema sinfónico La ajorca de oro, basada en el texto de Bécquer del mismo nombre, compuesta en 1918 y que obtuvo el segundo premio del concurso del maestro Benedito.
Ese mismo año la Orquesta Filarmónica, bajo la dirección de Pérez Casas, estrenó una obra suya, Cuadros, otro poema sinfónico basado en reflexiones sobre pinturas de Goya, Velázquez y Rubens. En estos primeros años todavía no existía en su música el espíritu posterior y estaba compuesta bajo el influjo de Conrado del Campo. Otra figura fundamental en su vida fue Andrés Segovia, al que conoció este año y del que parten sus primeras obras para guitarra. Su obra Danza marcó un hito por ser la primera vez que un no guitarrista componía una obra para este instrumento.
La colaboración entre ambos maestros fue fundamental para el renacimiento de la guitarra, que desde la década de 1920 se dio en todo el mundo.
En 1924 contrajo matrimonio con Pilar Larregla, hija del compositor Joaquín Larregla, y tuvieron dos hijos, Mariana y Federico.
En 1925 compuso su primer éxito dentro del género de la zarzuela, siguiendo la tradición y el estilo de Vives y Serrano, La mesonera de Tordesillas, con libreto de Sepúlveda y Manzano, cuyo argumento, de carácter histórico, narra las aventuras del rey Felipe IV y la actriz la Calderona.
Este mismo año también compuso su primera ópera, aunque no tuvo gran éxito, La Virgen de Mayo, que sería la única hasta 1980, en que estrenó El poeta. En su siguiente zarzuela, La pastorela, con libreto de Pablo Luna, comenzó su relación con Emilio Sagi-Barba, cantante, fundamental en su creación durante los diez años siguientes. Siguieron obras como Manola, la del portillo, La Marcharena, de ambiente andaluz, estrenada en abril de 1928.
Gracias al apoyo del general Primo de Rivera, Moreno Torroba y Pablo Luna se convirtieron en empresarios del teatro de la Zarzuela en 1925, y colaboraron tanto en la gestión como en lo artístico, estrenando entre 1926 y 1929 cinco zarzuelas realizadas juntos.
Tras la caída de Primo de Rivera, Torroba se retiró al Teatro Calderón, del que fue empresario y director artístico, convirtiéndolo en el reducto para la zarzuela grande. En los siguientes seis años estrenó prácticamente todas sus zarzuelas en este teatro.
Llegó a componer más de ochenta obras líricas, aunque en su última etapa se orientó más hacia el género de la revista.
El 31 de marzo de 1931 se estrenó La chulapona, drama de ambiente castizo y ambientada en el Madrid de fin de siglo. En su partitura Torroba siguió la línea popular madrileña de La Revoltosa y La verbena de la Paloma. Luisa Fernanda, estrenada en el teatro Calderón el 26 de marzo de 1932, es su obra más famosa. El libreto es del dúo Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. La obra es una de las más famosas de Torroba, habiéndose representado más de diez mil veces, entre España y América.
Al declararse la Segunda República en España, Salazar en el diario El Sol, personaje muy influyente en el ambiente cultural del momento, sugirió al Gobierno que la música fuera tratada en igualdad con todas las demás artes y la creación de un ministerio que aglutinase la música, las bellas artes y el teatro, recomendación seguida por el Gobierno, que también decidió que la zarzuela fuera sostenida a través del Teatro Lírico Nacional de Torroba, que tuvo su residencia en el teatro Calderón. También fue elegido, junto a Joaquín Turina, miembro de la Junta Nacional de Música.
En 1934 fue invitado a Argentina y se desplazó con su compañía a Buenos Aires durante más de cuatro meses, y sus zarzuelas fueron las primeras del género representadas en el Teatro Colón, hasta entonces exclusivamente operístico. Hasta 1961 Torroba realizó en este teatro una temporada de zarzuela.
También estuvo dedicado a la crítica en el periódico Informaciones entre 1925 y 1935, en estos años era empresario de éxito, compositor y crítico. Por todas estas actividades fue elegido en 1934 miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, su discurso de toma de posesión se tituló El casticismo en la música.
Aunque siempre se mantuvo al margen de la política, y su relación con la República había sido buena hasta entonces a pesar de un talante conservador, monárquico, católico y anticomunista, al estallar la Guerra Civil fue encarcelado por los republicanos en Madrid, por existir la creencia de que era él el compositor del himno falangista Cara al sol. Cuando se aclaró el malentendido, fue puesto en libertad y se instaló en Santiesteban (Navarra), donde vivió los tres años de la guerra, durante los cuales siguió componiendo y estrenando obras tanto en teatros de Madrid, como en Zaragoza y en San Sebastián.
A su regreso a Madrid intentó volver a su actividad anterior, tanto como compositor como empresarialmente, pero no tuvo suerte en su primer estreno, Monte Carmelo, basado en la novela de Valera Pepita Jiménez, que narraba la historia de una mujer enamorada de un sacerdote y la censura de la época la declaró sacrílega y fue retirada durante unos años.
Entre 1940 y 1945 continuó siendo empresario tanto de la Zarzuela como del Calderón, sus mayores éxitos fueron La maravilla y La caramba, aunque la actividad zarzuelística disminuyó mucho en estos años pese a seguir en activo, por eso en 1946 decidió viajar a Hispanoamérica, visitando México, Cuba y Argentina.
En una visita a Nueva York conoció el teatro musical americano, que le influyó mucho a partir de ese momento, y, de hecho, a partir de entonces sus obras se subtitulan “comedia musical”. Éstos fueron años de gran éxito como empresario tanto en España como en el extranjero.
En el año 1957 compuso su obra de más importancia en estos años, María Manuela, la última que realizó con los libretistas Romero y Fernández-Shaw. Su éxito era tal en todo el mundo que en 1958 realizó en Nueva York una producción en inglés, La chulapona.
El estilo musical de Torroba fue considerado obsoleto por los jóvenes compositores de vanguardia, los llamados Generación del 51, que empezaban a trabajar en estos años. La zarzuela perdía cada vez más público, a pesar de eso en la década de 1960 tuvo una importante actividad dedicándose al teatro, las grabaciones, la música de guitarra y su actividad en la Sociedad General de Autores y Editores y en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Como productor realizó más de trescientas grabaciones para las firmas Columbia, RCA, SEECO o Hispavox.
Hispanoamérica continuó siendo uno de sus destinos más habituales, ya que allí la zarzuela no había decaído y era llamado en múltiples ocasiones como director.
Adquirió especial popularidad la zarzuela Luisa Fernanda. En 1965 estrenó en Bogotá Rosaura.
La composición para guitarra fue la más importante en sus obras de esta época, y en 1960 terminó el primero de sus diez conciertos para guitarra, Concierto de Castilla, dedicado a Andrés Segovia.
En la década de 1970 aparecieron otras figuras de la guitarra con las que también estuvo en contacto, como Narciso Yepes, los Romero, etc. Entre sus éxitos de obras para guitarra cabe destacar la suite Castillos de España o Concierto Ibérico, dedicada a la familia de guitarristas Romero, el Homenaje a la Seguidilla, estrenado en París por Narciso Yepes y Diálogos entre guitarra y orquesta, estrenada en el Teatro Colón de Buenos Aires por Irma Costanzo.
En 1970 fue nombrado comisario del Teatro de la Zarzuela y director de la Compañía Lírica Nacional, un importante reconocimiento a su larga carrera como compositor y empresario teatral.
En sus últimos veinte años de vida Torroba escribió algunos ballets, sobre todo en colaboración con el coreógrafo Luis Pérez Dávila, Luisillo. En 1965 estrenaron su primera obra Parábola del convite. La obra más importante de este género fue El hijo pródigo, ballet grabado en la Capilla Sixtina en marzo de 1976.
En 1980 se estrenó en el Teatro de la Zarzuela, con Plácido Domingo, su segunda ópera, El poeta, basada en la vida de José de Espronceda. Al año siguiente comenzó la composición de otra ópera, La Celestina, y terminó las Invenciones para viento y guitarra, que no fue estrenada en vida del compositor. También en 1980 se produjo el estreno de Fantasía castellana en París, escrita para el pianista de su estreno, Humberto Quagliata.
Sus últimos años estuvieron dedicados en gran parte a la Sociedad General de Autores de la que fue presidente durante diecisiete años y donde defendió de forma meritoria los intereses de los autores.
En 1979 también fue elegido director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Los últimos años de su vida fueron una sucesión constante de homenajes y reconocimientos.
Su última obra fueron seis preludios de guitarra dedicados a su amigo Andrés Segovia.
El maestro Federico Moreno Torroba, que falleció el
12 de septiembre de 1982 a las nueve de la mañana, víctima de un fallo cardiaco, a los 91 años de edad será enterrado a las 12.45 horas de hoy en la Sacramental de San Justo, de Madrid.Obras
Entre algunas de sus zarzuelas más conocidas podemos citar:
- La mesonera de Tordesillas (1925)
- La pastorela (En colaboración con Pablo Luna) (1926)
- La marchenera (1928)
- La manola del portillo (En colaboración con Pablo Luna) (1928)
- Luisa Fernanda (1932)
- Azabache (1932)
- Xuanon (1933)
- La chulapona (1934)
- Paloma Moreno (1935)
- La boda del señor Bringas, o, Si te casas la pringas (1936)
- Sor Navarra (1936)
- Monte Carmelo (1939)
- Oro de ley (1939)
- Maravilla (1941)
- La Caramba (1942)
- La ilustre moza (1943)
- Polonesa (1944)
- Los Laureles (1947)
- El cantar del organillo (1949)
- María Manuela (1957)
- Baile en capitanía (1960)
- Niña Mersé (Habanera, Letra de Manuel Tamayo)
Federico Moreno Torroba también compuso dos óperas:
- La virgen de mayo (1925)
- El poeta (1980), estrenado con Plácido Domingo
Torroba, además de dedicarse a diversas piezas para guitarra, compuso alguna obra para flauta y piano como puede ser Dedicatoria (A Rafael López del Cid).
Además, en 1930 transformó la zarzuela La tempranica de Gerónimo Giménez en ópera, titulándola María la tempranica.
A la guitarra dedicó también numerosas obras, la mayoría dedicadas al guitarrista Andrés Segovia. Homenaje a la seguidilla, Fantasía flamenca, Tonada concertante, Castillos de España, Suite Castellana, Romance de Los Pinos, Aires de La Mancha, Serenata burlesca, Nocturno y la muy conocida Sonatina, además del Concierto de Castilla para guitarra y orquesta. Junto a su amigo Jean Pierre Farfán compuso actos para guitarra.
En 1981 compuso una última con la colaboración de Alberto López, conocido por sus amigos por Alberto Joly por su ascendencia francesa. Años más tarde el compositor madrileño Jorge Moreno siguió el ejemplo de Moreno Torroba, componiendo obras poco conocidas como Mi vida y Miriam (en referencia a su esposa) y Río Turbio.
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